⛰️ Vol. 13 —Un billete a: New York
Estás leyendo Volumen. Una colección de seis cosas inconexas que me han emocionado esta semana. Si es la primera vez que estás recibiendo esta newsletter, ¡gracias ser parte de esta historia!
✍️ Me hice una lista con más de cien sitios en Google Maps. Leí decenas de blogs para conocer los sitios recomendados, los lugares más escondidos, los bares de jazz más auténticos o los puntos desde los que ver la mejor puesta de sol al caer la tarde. Sonaba “New York, New York, I want to wake up in a city that doesn't sleep” en mi cabeza, —modo videoclip—. Y sí, sirvió exactamente para nada. Porque nada más poner un pie en la Gran Manzana🍎, me olvidé de las listas, de los mapas, las coordenadas y lo que vieron otros. Hoy te cuento 6 cosas sencillas que me emocionaron de Nueva York, que no encontré en ninguna otra lista más que la que escribí allí mismo. Y viene en un formato “Un billete a:”, en el que quiero traerte un pequeño trocito de los viajes que están formando parte de mi vida.
¡Adelante, Vol.13! Que ya es domingo, calla el mundo y el tiempo grita.
Apaga la prisa. Sube el 🔕Volumen.
✨Esta aventura está creciendo poco a poco. Si te apetece compartirlo con alguien, puedes hacerlo en este link.
1 🔕—Tomarte un café en Blue Bottle
Sin duda, uno de los cafés ”de moda” en NY, con más de una veintena de locales repartidos por toda la ciudad. El diseño de sus espacios podría recordar al minimalismo de los diseñadores asiáticos, pero nada más lejos de la realidad. Blue Bottle fue creada en el año 2020 por W. James Freeman en Oakland, California, con el objetivo de vender café molido con menos de 24 horas, a domicilio y en pequeñas cantidades. La marca se hizo tan conocida, que su fundador tuvo que cambiar la estrategia y crear cafeterías físicas. El gigante Nestlé, adquirió en 2017 la mayor parte de sus acciones, pero aun así, Blue Bottle sigue funcionando de manera independiente, conservando —a pesar de todo—, el encanto de tomarse un café de especialidad en la ciudad que nunca duerme.
Tengo un problema con el merchandising de las tiendas de café y sí, compré esta taza, parte de su línea de productos. Lo más gracioso —y ridículo a la vez—, es que me da un miedo terrible utilizarla, ¡no vaya a ser que se me rompa!
2 🔕— Cenar en Her name is Han
La comida coreana es, de un tiempo a esta parte, otra de mis obsesiones. Her name is Han, con más de un mes de lista de espera en reservas en Manhattan, era sí o sí un sitio al que quería ir, —creo que básicamente podría recorrer ciudades solo comiendo y probando cafeterías—.
El espacio es pequeño, sencillo, único y auténtico. De esto último te darás cuenta nada más entrar, es posible que seas uno de los pocos visitantes que no son coreanos. Nota: los nombres de la carta son imposibles, no pidas nada, deja que los camareros te recomienden y, que surja la magia.
3 🔕— Hacerte un LEGO personalizado en Rockefeller Center
Creo que después de estar en la tienda LEGO, ya no hay ranking que pueda superar ese puesto. Pero no, no vengo a recomendarte que visites la tienda más nombrada de las guías de Internet. En mi opinión, no hay nada que valga la pena comprar en la tienda —y con lo que tengas que cargar el resto del viaje—, que no puedas pedir básicamente online desde tu casa. Aun así, la tienda de Rockefeller Center tiene una edición especial que solo puedes pedir allí, un Lego personalizado. Eliges la forma y el color del pelo, tono de la piel, stickers, palabras e incluso accesorios y te lo imprimen allí mismo.
🔕— Ver La Noche Estrellada de Van Gogh en el MoMA
Cada vez entiendo menos eso de hacerle una foto a un cuadro o ver un concierto a través de tu pantalla del iPhone mientras lo grabas en directo. Aun así, entiendo a este hombre de la foto, porque ver La Noche Estrellada de Van Gogh en el MoMA en directo, es una experiencia tan bonita, que uno quiere encontrar la manera de congelarla para siempre.
5 🔕— Ver NY desde el piso 91
Nueva York está lleno de miradores y balcones panorámicos desde los que ver la inmensa ciudad. Summit One Vanderbilt te sube a un piso 91 en tan solo unos —escalofriantes— segundos. No es barato, —ninguno de ellos lo es—, pero la panorámica que puedes ver desde aquí, difícil podrás conseguirla desde otro punto de la ciudad. En su recorrido, pasas por cuatro pisos diferentes, algunos con espejos, luces, proyecciones y globos de helio, todos altamente instagrameables.
6 🔕— Hacerte una foto Polaroid en el puente de Brooklyn
El puente de Brooklyn está lleno de gente buscando la esquina más fotografiable. Pero, al final del paseo y casi dejando Manhattan a un lado, hay una chica que ofrece hacerte una foto Polaroid por 5 dólares. Sin duda, la foto más especial de todo el viaje 🧡.
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Que tengas una gran semana,
m. 🥠
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